HINDUISMO

EL HINDUISMO

"Símbolo Om"
Significa la unidad con lo supremo, la combinación de lo físico con lo espiritual.

1. Concepto de la Religión del Hinduismo

Conjunto de creencias religiosas, sin organización centralizada prevaleciente en la India.

2. Los Textos del Hinduismo

Estos textos son sumamente variados, tanto por su origen como por su contenido y su estilo.
Las colecciones más antiguas, que son también las más importantes, forman lo que se llama la sruti (revelación). En efecto, reúnen los conocimientos revelados por los dioses a los sabios de los primeros tiempos, los risis o «videntes». Estas cuatro colecciones, o samhita, llevan todas el nombre de «veda », es decir: saber.

2.1. El más antiguo es el Rigveda. Data probablemente de los siglos XV al X de nuestra era. Su nombre significa: veda de las estrofas. En efecto, está compuesto de 1.028 himnos recogidos y conservados por las familias sacerdotales. Estos cantos de alabanza a los dioses, estas plegarias que acompañan a los sacrificios, estos versículos e invocaciones, se siguen pronunciando hoy en las ceremonias de matrimonio o en los funerales.

2.2. El segundo es el Yajurveda, o sea, el veda de las fórmulas. Es una especie de ritual litúrgico. Contiene a la vez las fórmulas que recitar durante los sacrificios y el comentario en prosa de esas fórmulas.

2.3. El Samaveda. es una recopilación de las principales estrofas del Rigveda y del Yajurveda, pero acompañadas de notaciones musicales para adaptarlas al canto. El término significa: veda de los cantos.

2.4. El cuarto veda es el Atarvaveda. Mucho más reciente que los tres anteriores, no goza de la misma consideración. En efecto, no es más que una antología de fórmulas de encantamiento y de exorcismo, a veces más cerca de la magia que de la religión primitiva. Se siente en él la influencia de una nueva casta, la de los brahmanes, muy lejos de la enseñanza del Rigveda. Está lejos de tener la autoridad y la fama de éste, ya que el Rigveda es el texto religioso más antiguo de la historia de la humanidad, revelado, según la tradición, por el mismo Brahma.

Otros dos libros completan esta revelación primera. Son los Brahmanas y las Upanisads. También ellos son más bien glosas y especulaciones filosóficas sobre los tres vedas esenciales. Brahmana significa «interpretaciones sobre el Brahmán»; las Upanisads son «aproximaciones», unas veces en prosa y otras en verso. Los primeros se escribieron entre el 1000 y el 500 a. C; los últimos, en el amanecer de los tiempos modernos. A partir de un ritual que utilizaba el fuego ', emprenden una meditación sobre el más allá y sus secretos. A través de leyendas y alegorías, muestran cómo, por el dominio de la mente y del cuerpo, puede el hombre trascenderse y pasar más allá de la muerte y de las transmigraciones.
La smriti, siguiendo a los «Brahmanas», constituye la tradición del hinduismo. Es a la vez religiosa y civil, moral y jurídica. En efecto, para el hinduismo, el orden es la noción primera y general. El deber de cada uno, religioso, moral, cívico, consiste en respetar el orden social, reflejo a su vez de la ley cósmica. Por eso, los sutras consagrados al derecho civil y religioso establecen listas de obligaciones y de reglas a partir de la explicación de los ritos.

El conjunto de estos textos lleva el nombre de Dharma-sastra, o sea: «enseñanza sobre la ley».


3. La Doctrina del Hinduismo

El hinduismo no tiene dogmas que definan lo que el fiel tiene que creer. No es la adhesión a la palabra de un fundador que revele el nombre y la ley de Dios; menos aún es adhesión a una persona. Los «risis» que recibieron el conocimiento de Dios transmitido por los vedas se han quedado anónimos.Sin embargo se puede deducir en los siguientes principios:

3.1. El Brahmán. El brahmán no es quizás prioritario. No es él el que gobierna el alma y la vida hindú. No es primero más que en una lógica occidental en busca de un origen y de una identidad. Sin embargo, el término está presente en los vedas. Designaba entonces el poder, la energía eficaz de los encantamientos rituales, los mantras, y sobre todo los sacrificios. A veces se confunde con el manirá fundamental «OM» que suscita lo real.

3.2. El Samsara. Es lo que llamamos comúnmente la transmigración de las almas y que sería mejor llamar metempsícosis o metensomatosis. La palabra viene de Sam si: fluir con. El samsara es esa corriente perpetua y cíclica que arrastra al atman, al alma individual, a través de las reencarnaciones sucesivas. Está simbolizado en una rueda siempre en movimiento, o también en la sucesión de las olas de un río incesante.

3.3. El karman. En efecto, es este peso de las acciones humanas lo que arrastra al alma en el ciclo de los renacimientos perpetuos. En sánscrito, esta palabra significa «acto», «obra». Más concretamente, el karman es la fuerza «invisible», «inaudita», que emana de todos los actos humanos. Esta energía es la que hace al «atinan», al alma, prisionera de un cuerpo y le obliga a reencarnarse. En occidente se suele decir: «Nuestros actos nos siguen». El karman hinduista es este «seguimiento», esta resultante invisible y operante de nuestros actos. Algo así como el balance de nuestros actos: de nuestras buenas y malas acciones.

3.4. El Dharma. Es otra palabra sánscrita, cuya raíz «dhr» quiere decir: sostener, mantener. Corresponde al latín «fr», «fir», de donde viene «firmus»: estable. El dharma es la ley que mantiene el orden del mundo. Esta noción es tan esencial que, como hemos visto, sirve para designar al hinduismo: Sanatana dharma, la ley eterna. Esta palabra tiene una historia. En la literatura védica antigua, el dharma, neutro, es la actividad múltiple por la que los dioses conservan el orden universal a través de destrucciones y reconstrucciones sucesivas. Para los brahmanes es también el orden particular que rige a cada uno según su casta, y hasta el orden inscrito en él. El budismo insistirá en esta ley interior y la convertirá en la ley fundamental de renuncia al mundo.

3.5. La Bhakti. Es una forma de devoción que supera la rutina ritual. Esta palabra, en sánscrito, significa compartir, participar. Está cargada de afectividad y de misticismo. En contra de los ritos tradicionales, ligados a la casta y a la familia, la bhakti" es una relación personal entre el fiel y su dios.

4. Los Dioses del Hinduismo

Hablar de los dioses del hinduismo es sumamente difícil y equívoco. En el hinduismo, la trimurti clásica, o sea, la de la literatura y la de las teologías, comprende tres personajes más bien que tres personas: Brahma, Visnú y Si va.

4.1. Brahma. Antes de ser el creador del mundo, Brahma es una creación de los teólogos. Para ellos es una personalización del «brahmán» neutro absoluto. Han personificado lo que no era más que principio y fórmula sagrada. Brahma se convierte entonces en el «creador», el «señor de las criaturas», el ordenador del mundo, el «único más allá de los dioses». Primer personaje de la Trimurti, representa al ser por excelencia en el que todo existe. La existencia del mundo no es más que un día de su vida, entre otros millones. Este dios teológico sigue siendo una especulación intelectual que no supone prácticamente ni culto ni santuario popular. Lo que se venera realmente es el poder de Brahma, su «sakti» personificada bajo la forma de Sarasvati, su esposa. Sarasvati, antigua diosa-arroyo, es la Minerva del panteón hindú. Es ella la que protege el saber, la elocuencia, y sobre todo las artes; es la inventora del sánscrito. La acompaña el pavo real. Su planta es la albahaca. Esta «gran diosa» concentra en sí todos los aspectos de lo femenino. Es la virgen, la amante, la esposa fiel y la madre. Hija, dueña y esposa de los dioses, representa su poder, ese poder que intenta exaltar y captar el yoga.

4.2. Visnú. Venerado en toda la India al igual que esas diosas, Visnú es el segundo personaje de la Trimurti. Pero resulta tan difícil de captar como Brahma. En efecto, por un lado es el descendiente de un dios védico muy antiguo que ha ido evolucionando. Por otra parte, sus numerosos avatares representan a veces verdaderos dioses. El nombre mismo de Visnú se deriva de la raíz «vis», penetrar. Es que, en su origen, Visnú es un dios solar: el rayo de sol que penetra y hace vivir. Según una leyenda, era el enano Varuna que, transformado en gigante, recorrió en tres pasos -uno de ellos invisible- los tres mundos: el cielo, la atmósfera, la tierra. Se comprende el simbolismo solar de estos recorridos. Visnú es así el dios del espacio, como Siva es el del tiempo. El espacio total, ya que el dios está en todas partes a la vez, omnipresente, inmanente. Recorriendo y llenando todo el espacio, él es Sin-Límite. Los signos que se le atribuyen a Visnú atestiguan este mito solar que lo convierte también en un dios guerrero como Indra. Son el arco y las flechas como Apolo-, el disco, el águila Garuda sobre la cual se le representa, unas veces sentado y otras de pie.

4.3. Siva. Siva viene de Rudra, genio de las tempestades, destructor del ganado. Es por tanto de origen novédico. Según la leyenda, Brahma-pájaro y Visnújabalí no lograron alcanzar la cima de la columna de fuego y tuvieron que admitir en ella a Siva. Otra leyenda cuenta que, bebiéndose el agua del mar envenenada por un demonio, fue como salvó la creación. Por eso tiene la garganta azul; de ahí su apodo de Nilakanta.

Cada dios tiene sus avatares y sus representaciones numerosas. Ya hemos visto, al lado de Brahma, la importancia de la gran diosa. Pero hay otras muchas, esposas y compañeras de las grandes divinidades. Laksmi o Sri, unida a Visnú (su pareja), personifica la felicidad y la prosperidad. Parvati es la esposa de Siva. Todavía virgen, Kamari, «la doncella», cazaba por los montes de ahí su nombre de «montañera», antes de conquistar el amor del dios. Esposa modelo, aunque a veces regañona, su unión con Siva simboliza la fusión del alma y de su poder. Su hijo es Ganesa. Kali, la «negra», es también la horrorosa, la destructora, como la antítesis de Parvati. Y así es también como se venera su estatua, sobre todo en BenBengala: anciana con los senos lacios, con la boca abierta, manchada de sangre. Su collar de huesos humanos y su cuchillo muestran que preside los sacrificios sangrientos, en otro tiempo humanos, hoy de animales. Sin embargo, Kali es también una madre y hasta una «joven bella y sonriente» que inicia en la vida espiritual a sus devotos. Si bien no tiene avatares, Siva sin embargo no carece de acólitos. El primero, sin duda, es su hijo Ganesa, cuyo nombre significa «señor de las tropas de día». Ventripotente, con cabeza de elefante, se asienta sobre muelles cojines. Representa a la vez la fuerza guerrera, por sus vestidos rojos y sus armas; la riqueza, por la criba que tiene; y la inteligencia, que posee su símbolo en el elefante. Es el dios favorito de los comerciantes y de las profesiones liberales que ofrecen flores rojas a su icono instalado en sus tiendas. Se piensa que aparta los obstáculos del camino de sus devotos. Pero el más importante es Kama. Dios del amor, se presenta bajo la forma de un joven arquero como Apolo. Es él el que hizo que Siva se enamorase de Parvati y el que sigue lanzando sus flechas en el corazón de los hombres. Menos importantes son Skanda, dios guerrero; Kubera, rey dispensador de piedras preciosas; Rada, amada de Krisna; Hanuman, el dios-mono que ayudó a Rama; Yama, el primero de los hombres y por tanto de los mortales, convertido en dios de los muertos. Pero todos ellos tienen un lugar, en algún sitio del panteón hinduista.

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